viernes, 24 de mayo de 2013

Javier Anibarro, un músico por convicción

 Perfil: Músico y pianista boliviano nacido en la ciudad de La Paz. Talentoso por naturaleza y forjado por un empirismo casi inherente a su sangre, Javier es autor de varios Sound Tracks para cortos cinemáticos. Fue ganador del Premio Nacional Eduardo Abaroa por su banda sonoro-musical en la categoría de cortos cinemáticos y creó la música para una trilogía novelada de Fernando Gil Perez, de título “Arkana”. Asimismo está sumergido en un trabajo musical que estriba sobre la sensibilidad de la instrumentación y que marcó su carrera de brillantes trabajos, matizados de nostalgia y romanticismo. Actualmente, Javier está involucrado en la creación de pistas y covers de canciones que trabaja con diversos cantantes del medio asiático y boliviano.

Sus trabajos










La entrevista (por Gaburah L. Michel)

A lo largo de mis años como pianista he conocido múltiples y talentosísimos músicos. Puedo citar entre ellos a Krauss, Freddy Mendizabal, Silvana Zúñiga, Pablo Huáscar y varios otros de distintos continentes tales como Lerusya Bugorskaya, Tomas Kreiner o Ernest Nagi; y de toda esa constelación de genio musical siempre destaqué el trabajo de Javier Anibarro por su particular sensibilidad para proyectar emociones y por su capacidad de generar respuestas sensibles en su audiencia –que no es para nada escasa–. 

Hace poco lo cité para hacerle la entrevista y preguntarle un poco más de su trabajo. Quería que me cuente más de sus proyectos recientes. Así que nos reunimos en un café, pedimos algo para tomar y empezamos a conversar con la simpleza que sólo a él puede caracterizarlo.

Su aspecto tiene un particular aire de amabilidad. Creo que debido a su profesión de psicólogo se ha visto en la necesidad de desarrollar un alto índice de empatía. Sus lentes en montura grande, su enorme frente, su ropa de vida doméstica y esa quasi elegante aunque doméstica sonrisa realmente lo exhiben como todo un psicoanalista. Gran parte de la noche me la pasé cotorreando yo a pesar que la entrevista era para él. Es evidente que es del tipo de sujetos que están muy acostumbrados a escuchar. Recordamos los viejos tiempos y luego él, casi por sí solo, empezó a hablar un poco más de su trabajo y su trayectoria.
 
Siendo un músico con tanta capacidad me sorprendí mucho cuando me dijo que jamás tuvo la necesidad de estudiar en el Conservatorio, creo que ambos estamos de acuerdo en que hay músicos de cepa y músicos de aula. Estuvo un corto tiempo en la Academia de Música Helios y luego cayó en manos de una maestra de piano rusa: “—Se llamaba Irina Pola…, no sé qué, ya no lo recuerdo”, me dijo.

Afirmó, no sin nostalgia en la mirada, que de quienes más aprendió fue de nuestros maestros de música del Instituto Americano de La Paz: Waldo Rodríguez y Cipriano Rodríguez. Ambos fueron iniciadores de varias generaciones de músicos, Javier estuvo entre ellos y, aún mucho tiempo después que se graduara, seguía visitando regularmente el colegio para tocar en los pianos, fue así como nos conocimos. Esos pianos, aunque desafinados, jamás perdieron esa magia adolescente de aprendiz de músico, sólo Afrodita sabe cuántas pasiones encontradas presenciaron aquellos viejos instrumentos a lo largo de sus décadas en el colegio.

Al hablar de sus tendencias en la música Javier volvió a sorprenderme. Yo lo creía de esa clase de fanáticos freaks que se obsesionan con Mozart, Chopin y Bach; pero en lugar de ello me dijo que sentía mayor preferencia por Gustav Mahler. Y aún más bizarro fue cuando me dijo que aquellos que marcaron su trabajo fueron autores under como Nobuo Tsemaru y Yasumori Getsuga. Incluso me habló de una gran influencia de Armando Manzanero, Scoth Choplin y Evanescence. Aquello confirmaba lo que, a priori, ya sabía: Javier es del género de músicos no convencionales.

“—Tenía 17 años cuando hice mi primera composición, aunque no era una composición en realidad —se acomodó los lentes—, lo que hacía era agregar compases a trabajos ya creados. Fue así como empecé a componer”, aunque no textual, pero eso fue lo que me dijo cuando le pregunté desde cuándo componía. Sin duda Javier resultó ser un muchacho muy recursivo y con mucho oído, elementos indispensables para un compositor. Su afición los Sound tracks de animé y juegos de video terminaron de forjar su carácter musical. Él afirma que aprendió mucho escuchando bandas musicales y sonoras de juegos y animaciones asiáticas; lo entiendo bien, yo mismo me forjé de ese modo.

Mi refresco y su café-latte casi se habían terminado, y nuestra entrevista también. En ese último instante me contó un poco de sus vivencias a lo largo de su carrera. Dijo, no sin convicción, que la gente parece más asequible a la música triste, dramática y nostálgica. No podría contradecir eso de forma alguna. A él le sorprende que las personas sean tan adictas a la depresión, pero las justifica concluyendo en que todos necesitamos una catarsis, y muchos necesitan llorar para descargar las presiones de la vida que, lo sigo afirmando, no es ningún jardín de niños. A Javier le gusta llegar a los sentimientos de las personas y cuantificar la variedad de sensaciones que sus trabajos despiertan en las personas. Y en verdad tiene modos de lograr su objetivo. Su manera de componer realmente está dirigida a los corazones y las emociones. No imagino a Javier componiendo una tonada de Heavy Metal, aunque es muy capaz de hacerlo. Algunos de los temas que me citó fueron “A Breeze of Reminiscence”, que es su favorita, “Through Aurora’s Eyes”, que es mi favorita, y “A Hero’s Soul”, que salió para un corto cinemático. Estos temas son parte de su primer álbum que está disponible de forma gratuita en la red. 

Antes de finalizar nuestra entrevista yo le pedí a Javier crear el tema de cierre para un álbum de una de mis novelas: “Días sin Luz”. Me imagino que está no será la primera vez que hagamos un trabajo juntos.

Tomamos un taxi en medio de la intensa lluvia nocturna que caía sobre la ciudad de La Paz, hablando de fobias y otros bichos. Cuando llegué a mi casa pensé que había logrado una de las mejores  entrevistas del blog y me alegra habérsela realizado a un buen músico y amigo; un pianista que enlisto entre mis favoritos junto a Yanni, Yoshiki, D.C.K., Lerusya B., Vangelis y varios otros.