sábado, 29 de octubre de 2011

Dos dialécticas comparadas.

La humanidad y la vida están sobrevaloradas, aunque eso no es tan importante cuando tienes un mínimo de comunión con tu centro de equilibrio. Veamos este análisis: La dialectica de los "más".


Represión:
Partiendo de la idea de que el hombre nunca será dueño de si mismo y está
supeditado a sus impulsos.


Libertad:

En la cual, por consiguiente, el hombre es libre de ser
esclavo de si mismo.

ORDEN:
Estado en el cual, el hombre, sabiendo que sus impulsos son imperativos biológicos, se hace dueño de su voluntad para administrar la forma en la que estos impulsos son canalizados hacia el exterior de la mejor manera posible.


Desigualdad:

Siendo el hombre esclavo de sus impulsos, toda dignidad es
abstracta y por ende, una cuestión de reconocimiento social exclusivamente.


Igualdad:

En la cual, por consiguiente, todos somos igualmente débiles y
miserables.

JERARQUÍA:
Estado en el que el hombre se hace dueño de su dignidad superándose a si mismo a través de sus experiencias formativas en un entorno en el que sus pares hacen lo mismo.

Intolerancia:
Siendo todos igualmente débiles y miserables, ser
intolerante es pretender ser más de lo que uno puede ser.

Tolerancia:
En la cual, por consiguiente, el honbre es intolerante con
cualquier cosa que signifique superarse a si mismo.

DISCIPLINA:
Estado en el que el hombre realiza un trabajo para obtener el dominio de si mismo, para si mismo.


Nótese que la dialéctica neomarxista apunta al pensamiento victimista; mientras que la dialéctica del individuo disciplinado apunta a la autosuperación personal. En ese contexto, el que se disciplina lo hace solo para si mismo, porque sabe que perdería su tiempo y su energía en disciplinar a los demás. Respecto de la libertad, el individuo disciplinado sabe que su necesidad de disciplina también obedece a un impulso, y que ese impulso es sano. Esto significa que tampoco necesitará predicar sus inclinaciones a otras personas, porque también sería una pérdida inútil de energía. En ese caso, la disciplina mental se obtiene evitando ciertos vicios creados por la aplicación de la razón en estado puro. Estos son:


La opinión:

Opinar es saber de antemano que lo que uno dice no tendrá consecuencia alguna. Es conveniente para el gobierno de ocupación enfocar las energías de las personas en su “derecho a la libre expresión” para sustituir los hechos con el “orgullo de ser un ciudadano correcto”; a la vez que mantienen controlado a todo aquél que por jactancia se atreve a decir lo que piensa aunque no tenga nada que ver con la histeria políticamente correcta. El reconocimiento de la propia forma de pensar es un vicio pernicioso. El superhombre no necesita opinar: actúa en consecuencia a que lo que sabe, es correcto.


La vida pública

Hoy en día, la vida privada ha desaparecido del mapa. El mundo se ha convertido en una gran aldea con mentalidad de pueblo chico, con muchas excusas estúpidas para meterse en la vida de los demás: “si no lo dices, es porque algo malo escondes”; “por que no lo dices, no tiene nada de malo”; discernir esto es sencillo: “Si no tiene nada de malo lo que hago: ¿Por qué quieres saber?” , y “¿Por que necesariamente tengo que contarte cosas que te son tan irrelevantes a tu vida diaria?”. La masa programada no tiene vida propia, y la vive por medio de los demás. Solucionar esto es fácil: Solo se meterán en tu vida si no tienes una. El superhombre tiene vida propia, y eso es suficiente como para el orden que lleva haga que nadie se meta en ella.


La “mente abierta”

Tener una “mente abierta”, es un hecho loable y motivo de orgullo entre los programados. Desgraciadamente, es un truco: cuanto más se multiplican las opciones y el conocimiento, tanto menos se sabe, y tanto menos se puede lograr el tener una visión del mundo coherente. Se te dice: “tienes que tener una mente abierta”. “Bueno…”-puedes responder tu- “¿de que se trata’”, tu interlocutor te dirá: “Tener una mente abierta es esto y lo otro”...y cuando termine contigo, habrás cambiado tus ideas “cerradas”, por las ideas “cerradas” de otras personas. El superhombre no opina, y tiene vida propia, por lo cual, es imposible que tenga la mente abierta. Simplemente no tiene tiempo para preocuparse por ideas que no le conciernen.


La relatividad

“Todo es relativo, no hay una verdad absoluta”. Eso significa que la relatividad es un absoluto en el que debes creer como la viejecita que se hinca a rezar ante la imagen del Cristo, y que el hecho de que no haya una verdad absoluta, es un hecho absolutamente cierto.
Para aquél que “se cree el dueño de la verdad”, hay un castigo ejemplar por parte de los otros que efectivamente, si son dueños de ella y que por eso tienen el derecho de apalear al infractor. Así, las paradojas se van acumulando en la mente feliz del individuo programado, y la pasa bastante bien…El superhombre, tiene la verdad delante de sus ojos, y sabe que es cierta. No necesita nada más. Hacer otra cosa, sería una búsqueda inútil e infinita de razones donde la forma multiplica la forma, y todo el objetivo de la vida es la búsqueda misma, sin encontrar nada.

La humanidad, es la versión domesticada del animal que somos. 

Martin Ultarcat

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