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Hablar de horror en
literatura parece ser una inevitable charla sobre esa constelación de estrellas
algófonas del género. Uno dice “autores de género de terror” y vienen a la
mente nombres como Edgar Allan Poe, H.P. Lovecraft, Cliff Barker, Stephen King,
etc. Y la pregunta lógica sería: ¿y acaso no hay terror nacido de útero
hispanohablante? ¡Claro que lo hay!, pero parece no tener tanta atención
literaria como los maestros del terror. Ahora bien, una pregunta más capciosa
para mis paisanos sería: ¿y del horror en Bolivia, qué? Pues por increíble que
parezca también existe literatura de horror en Bolivia y es en este sentido que
voy a remarcar el trabajo de quienes están inmersos en el género.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-uH80I13iZFDBRpgm7L4Dj80T0j3jU0mnzfRX-0o3fmaqzf1jos3nBLf7OSgQi_TK9UFiRdil7RL5MyonaS9IWcpfHY_uY0rHu2jbLi_O7FhVuV4-epbd7naDzb6Gwmr8BpdGt9IZ6pQ/s320/430898_10200129403299253_77476476_n.jpg)
Desde luego, si hay
unos “Nuevos Gritos Demenciales”, debió haber alguna clase de antología
predecesora; y así fue, la primera edición, “Gritos Demenciales”, tuvo un éxito
tan rotundo y furibundo en la lectoría boliviana e hispanoamericana que se vio
la imperiosa necesidad de realizar una nueva antología con todos los cuentos
que no lograron entrar en la primera edición y que merecían ser publicados. De
ese modo, este “Nuevos Gritos Demenciales” se constituye como una obra maestra
del terror boliviano que compila a grandes escritores del gremio a quienes
Daniel buscó y hasta casi hostigó para recolectar su aporte a esta nueva
entrega.
Entre los nombres
conocidos que se ven en esta entrega uno puede encontrarse con Edmundo Paz
Soldán, Jaime Nisttahuz, Rodrigo Urquiola, Wilmer Urrelo, entre otros, que garantizan, su carrera
mediante, la calidad innegable de una antología de cuentos que se proyecta como
una de las mejores del año, sino la mejor.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGaudnNIyk7EDoZ14UZ1TNucf3ufnYzuGvKT0wCUb57Pr5magV1JeWeF_vKQrJSb7IQE9JdsnNUYgOYZXVb4BhekcW1a3sychFea3RJX1OZh3_2SX9eE2s-H77JorNTteqMU-OissEEJo/s320/nuevos+gritos+demenciales.jpg)
Y bien, ahí lo tienen. El trabajo de un sujeto carente de moral, sutileza ni clase social —según él mismo—. Un trabajo totalmente impecable que nos lleva de regreso al origen de nuestras paranoias. En verdad puedo decir que Daniel Averanga, en colaboración de William Camacho y el trabajo operativo de Marcel Ramirez como Director de Gente Común 360 Editorial (y de Ariel, ni hablar), ha logrado compilar lo mejor de la narrativa de terror boliviana. Aquí nadie tiene nada que envidarle a Stephen King o a Robert Bloch, estos autores lo valen por su propio peso. O sino que cada quien se enfrente a sus propios gritos hasta llegar a la demencia, y si no eres valiente mejor ni lo intentes.