Resumen
Este ensayo explora la premisa de una reconfiguración política en los Andes centrales,argumentando que los actuales Estados de Perú y Bolivia son entidades cuyas fronteras nacionales contradicen profundas realidades etnoculturales y ontológicas. Partiendo de la observación de una simetría estructural entre la sierra peruana y el altiplano boliviano, y de una divergencia igualmente marcada con sus respectivas regiones costeñas y orientales, se propone que la solución a la constante fricción interna no es la homogenización, sino el reconocimiento de esta incompatibilidad fundacional. Inspirado en el precedente histórico de la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839) y en modelos contemporáneos como la Unión Europea, el ensayo esboza un modelo de unión confederal basado en el principio de “juntos pero no revueltos”, donde la soberanía interna y la autodeterminación cultural pavimenten el camino para una cooperación macroeconómica y estratégica más robusta y auténtica.
Introducción
La historia política de Sudamérica está tallada por fronteras que,con frecuencia, obedecen más a los arbitrios de las guerras de independencia y a los intereses de élites criollas del siglo XIX que a las realidades antropológicas y culturales del continente (Quijano, 2000). En ningún lugar esto es más evidente que en la región andina central, donde las naciones de Perú y Bolivia presentan una paradoja: comparten un núcleo civilizatorio común —cimentado en los imperios Tiwanaku e Inca y en la experiencia colonial del Virreinato del Perú—, pero han construido proyectos nacionales en tensión dialéctica interna y mutua. Este ensayo desarrolla una hipótesis audaz: la prosperidad y la gobernabilidad efectiva de la región pasarían por una reorganización política que reconozca la afinidad esencial entre el altiplano boliviano y la sierra peruana, y la incompatibilidad ontológica de estas con las regiones costeñas y orientales, todo ello dentro de un marco confederal moderno.
1. La Semejanza Esencial y la Grieta Ontológica
La observación inicial de una simetría abrumadora entre la sierra peruana y el altiplano boliviano no es superficial.Se sustenta en un sustrato histórico y cultural indivisible. Como arguye el historiador boliviano Carlos Mesa (2008), el espacio que hoy ocupan ambos países funcionó como una unidad económica y cultural durante el período colonial, con la minería de Potosí y el eje administrativo de Lima como polos de un mismo sistema. Esta unidad se manifiesta hoy en la continuidad lingüística (quechua y aimara), las prácticas religiosas sincréticas y una cosmovisión compartida que prioriza la relación con la Pachamama y la comunidad (ailla) frente al individuo (Estermann, 1998).
Sin embargo, esta cohesión altiplánica choca con la realidad de sus propios estados nacionales. El proyecto republicano peruano se consolidó desde la costa, con una identidad criolla-mestiza que miraba al Pacífico y a Europa (Drinot, 2020), mientras que en Bolivia, si bien el poder político se radicó en el altiplano, la presión por “modernizarse” implicó often la negación de lo indígena. Esta dinámica creó lo que el sociólogo Aníbal Quijano (2000) denominó la “colonialidad del poder”, un patrón de poder que sobrevive a la colonia y que establece una jerarquía racial y cultural donde lo europeo es superior. El resultado es una ciudadanía alienada: el individuo aimara o quechua se ve forzado a actuar en un molde cultural ajeno para tener éxito, generando una fractura psicosocial que debilita el tejido social (Rivera Cusicanqui, 2010).
2. El Precedente Histórico: La Confederación Perú-Boliviana
La hipótesis de una reorganización no carece de fundamento histórico.La Confederación Perú-Boliviana (1836-1839) encarnó, aunque brevemente, la lógica que este ensayo propone. Bajo el liderazgo de Andrés de Santa Cruz, la Confederación se estructuró en tres estados autónomos —Estado Nor-Peruano, Estado Sud-Peruano y Estado Boliviano— que mantenían sus propias leyes y administraciones internas, delegando la defensa y la política exterior a un gobierno central (Peralta Ruiz, 2016).
Su fracaso no se debió a una inviabilidad interna, sino a la oposición geopolítica de Chile y Argentina, que percibieron en esta unión una amenaza a su seguridad y ambiciones territoriales (Sater, 2007). La lección es crucial: el proyecto era geoculturalmente sólido, pero políticamente vulnerable en un contexto de estados-nación emergentes y rivales. Este precedente demuestra que la idea de una unión altiplánica no es una quimera, sino un proyecto interrumpido por fuerzas externas.
3. Hacia un Modelo Confederal Contemporáneo: “Juntos pero no Revueltos”
El modelo que se sugiere aquí es una actualización de aquel prototipo decimonónico,inspirado en el funcionamiento de la Unión Europea. Se trataría de una confederación o una unión de estados soberanos, no de un estado federal unitario. Sus principios rectores serían:
· Autodeterminación Cultural y Administrativa: Cada entidad constituyente —un posible “Estado Altiplánico” (sur de Perú y occidente de Bolivia) y los estados costeño y oriental— tendría soberanía plena sobre su sistema educativo, cultural, jurídico y económico interno. Esto permitiría que la cosmovisión andina fuera el fundamento de la vida social en el altiplano, sin la injerencia de perspectivas incompatibles, y viceversa.
· Cooperación en lo Macro: La unión se sustentaría en áreas de beneficio mutuo indiscutible: un mercado común, una política de defensa y seguridad conjunta, una estrategia integrada de infraestructura y la gestión coordinada de recursos estratégicos como el agua y el litio. Siguiendo el principio de “juntos pero no revueltos”, la cooperación se daría entre iguales que reconocen sus diferencias, no entre socios forzados a convivir en un mismo molde.
Este modelo resolvería la alienación identitaria al crear espacios políticos donde la autopercepción individual sea consonante con la realidad cultural y social del entorno. Como señala la teórica Silvia Rivera Cusicanqui (2010), la descolonización implica la “recuperación de la autoestima histórica”. Un estado altiplánico autónomo sería el marco institucional para dicha recuperación.
Conclusión
La reorganización confederal de los Andes centrales aquí esbozada no es un llamado a la balcanización,sino a una integración más profunda y auténtica. Es una propuesta que reconoce que la fuerza de una unión no reside en la supresión de las diferencias, sino en la capacidad de organizarse inteligentemente alrededor de ellas. Al aceptar la incompatibilidad ontológica entre las regiones altas y bajas, y al otorgar a cada una la soberanía para desarrollarse según sus propios términos, se eliminaría la fuente principal de fricción interna que ha caracterizado a Perú y Bolivia desde su fundación.
Lejos de ser una utopía ingenua, esta hipótesis se ancla en un precedente histórico concreto y se nutre de frameworks políticos contemporáneos exitosos. Es, en esencia, una invitación a completar el proyecto inconcluso de la Confederación Perú-Boliviana, esta vez basado no en la imposición, sino en el respeto mutuo y la lógica irrebatible de la afinidad cultural. El camino hacia la prosperidad en los Andes podría no ser la consolidación de los estados-nación tal como los conocemos, sino su evolución hacia una forma de organización más flexible, respetuosa y, en última instancia, más coherente con la profunda historia humana del continente.
Bibliografía
Estermann, J. (1998). Filosofía Andina: Estudio intercultural de la sabiduría autóctona andina. Abya-Yala.
Drinot, P. (2020). The Peculiarities of the Peruvian Nation: Race, State, and History in Peru. Bulletin of Latin American Research, 39(S1), 90-105.
Mesa, C. (2008). Presidentes de Bolivia: Entre urnas y fusiles. Editorial Gisbert.
Peralta Ruiz, V. (2016). La Confederación Perú-Boliviana (1836-1839): Un proyecto de integración regional. Revista de Indias, 76(267), 517-548.
Quijano, A. (2000). Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina. En E. Lander (Comp.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas (pp. 201-246). CLACSO.
Rivera Cusicanqui, S. (2010). Ch’ixinakax utxiwa: Una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores. Tinta Limón.
Sater, W. F. (2007). Andean Tragedy: Fighting the War of the Pacific, 1879-1884. University of Nebraska Press.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario