Por Dennis Morales Iriarte
No ha debido haber un momento en la Historia Universal en el que los mitos dejaran de mezclarse con lo más hondo del subconsciente humano, sin importar las culturas o los tiempos que las separan. La cornucopia de conocimientos ancestrales se refleja hasta en lo más alto de los Andes, con culturas tan ricas y arraigadas en un estilo de vida duro propio de aquellas altas montañas y frías punas. La lectura de “La Lanza de Longinos” El Conjuro del Abrigo Negro de Sisina Anze nos sumerge en vivencias milenarias que nunca podríamos concebir en nuestros cómodos mundos urbanos, tan apresurados sino frívolos e impersonales.
La autora, reconocida como artista de obras literarias por el Estado Plurinacional de Bolivia, ha sabido fusionar con total éxito no sólo elementos tradicionales alto-andinos sino también hechos históricos, propios de una Europa consumida por la Segunda Guerra Mundial, y otros más bien de puntual actualidad en un mundo como se concibe hoy plagado de la omnipresente tecnología.
Los hechos acaecidos en esta obra empiezan con el acervo magistral de historias narradas en el aclamado “Abrigo Negro” (2009), hoy reconocido como texto de lectura en la enseñanza secundaria en Cochabamba, Bolivia. Aquella obra seminal empieza imbuyendo al joven lector en la maravillosa mitología andina, en usanzas de la comunidad minera y del minero como forjador de sus propios mitos a través de los siglos de ardua labor. Asimismo aparecen por primera vez elementos del misticismo europeo que trascienden fronteras hasta llegar impunes hasta nuestro propio país, dejándonos con el pasmo literario a todos aquellos afortunados que ya leímos esa primera novela.
La presente obra representa una continuación de la novela El Abrigo Negro, aunque ésta podría fácilmente ser leída independientemente de la anterior, ya que los eventos narrados pertenecen a líneas temporales excluyentes y protagonistas muy disímiles, que al final logran complementar una nueva trama a este monumental esfuerzo de la autora. Si bien es cierto que el misticismo conflagrado en la gran guerra repercute de igual forma en “La Lanza de Longinos” El Conjuro del Abrigo Negro, ahora la historia toma lugar en nuevas locaciones del altiplano boliviano, todas plagadas de fantásticas costumbres milenarias que ni siquiera la colonia española pudo erradicar. Aparece el Tinku como un guerrero de sus tradiciones, luchando contra el olvido del tiempo y de las nuevas generaciones a veces renuentes de tan maravilloso legado.
“La Lanza de Longinos” está escrito en un lenguaje tácito, hace gala de un esfuerzo épico de recopilación histórico-cultural y entrega lo que promete.
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