viernes, 13 de junio de 2025

Materialismo Crítico Existencial: una filosofía sin trascendencia

Resumen Este ensayo expone y fundamenta el concepto de Materialismo Crítico Existencial, una concepción ontológica y epistemológica que sostiene la suficiencia de la materia como fundamento último de la realidad, sin recurrir a ninguna trascendencia o metafísica idealista. A partir de la premisa de que la materia no es sólo presencia sino también ausencia, se argumenta que el ser es un tejido en constante tensión entre manifestaciones fenoménicas y huecos de inteligibilidad. Se propone que la ciencia, desde la mecánica cuántica hasta la biología evolutiva y la neurociencia, ofrece herramientas cada vez más precisas para una desmitologización radical del mundo. Se critica el idealismo contemporáneo representado por Richard Foster y David Chalmers, quienes reinciden en formas renovadas de dualismo disfrazadas de neutralidad ontológica. Se integran referencias de obras clave de la historia de la filosofía y la ciencia moderna.

Palabras clave: materialismo, existencia, semántica, crítica al idealismo, Chalmers, ciencia, metafísica


1. Introducción

El presente ensayo propone una definición y fundamentación filosófica del Materialismo Crítico Existencial, una postura que considera que la materia no es simplemente la sustancia tangible del mundo sino la totalidad del entramado que hace posible la existencia misma, tanto en su dimensión física como en su inteligibilidad. Esta perspectiva se distancia del materialismo clásico mecanicista y del materialismo dialéctico, al tiempo que se opone a las formas contemporáneas de idealismo representadas por autores como Foster y Chalmers. En su lugar, se propone una ontología material que incluye el sentido como emergencia cerebral sin necesidad de apelar a entidades metafísicas. La existencia, bajo esta lectura, no necesita una razón oculta: es un hecho que se despliega en capas de complejidad materiales que pueden ser progresivamente comprendidas.


2. Fundamento ontológico: materia como presencia y ausencia

Tradicionalmente, la materia ha sido comprendida como el substrato físico de lo real. Sin embargo, el Materialismo Crítico Existencial propone una ampliación de esta nocion: la materia es también ausencia, potencialidad no manifestada, laguna semántica que exige decodificación. Esta idea tiene ecos en la física cuántica moderna, donde el vacío no es una "nada" sino un campo con estructura (Drossel, 2001; Kauffman, 2000). Además, conceptos como el entrelazamiento cuántico y el principio de incertidumbre nos obligan a pensar la materia como algo que incluye relacionalidad, virtualidad y ausencia como parte de su modo de ser.

La filosofía presocrática, particularmente en Heráclito y Parménides, ya intuía esta ambigüedad fundamental del ser: la tensión entre el cambio y la permanencia, entre lo presente y lo latente. El Materialismo Crítico Existencial se alinea con esa tradición, pero bajo la luz de los descubrimientos científicos contemporáneos. Así, la vieja pregunta de Heidegger, «¿por qué hay ser y no más bien nada?», se reformula desde este materialismo crítico como: «¿por qué el ser emerge desde la complejidad de una materia en tensión entre presencias y ausencias?»


3. El rol de la ciencia: hacia una inteligibilidad sin mística

La historia de la ciencia ha sido una demolición progresiva de explicaciones mágicas y metafísicas. Desde Copérnico hasta la biología evolutiva (Darwin; Dawkins, 1976; Buss, 2003), y desde la neurociencia (Damasio, 1994) hasta la cosmología (Monod, 1970; Diamond, 1991), cada descubrimiento desplaza al sujeto humano del centro del cosmos. Sin embargo, esto no implica nihilismo sino una afirmación crítico-existencial del valor de entender lo real desde su base material, sin apelaciones sobrenaturales. Como lo plantea E.O. Wilson (1998), hay una posibilidad de consiliencia entre saberes que permite leer el mundo como totalidad coherente desde la base material.

Esta inteligibilidad progresiva es justamente lo que permite superar el argumento de la ignorancia: que haya cosas que aún no comprendemos no implica que requieran una explicación metafísica. Por el contrario, la ciencia ha mostrado una y otra vez que lo que antes era misterio hoy puede articularse mediante modelos y descripciones materiales (Dennett, 1995). Incluso problemas como la relación mente-cerebro se están acercando a descripciones plausibles, por más que aún incompletas, sin necesidad de suponer un alma o principio inmaterial.


4. Crítica al idealismo de Foster y Chalmers

Autores como Richard Foster y David Chalmers sostienen posturas que reinciden en el dualismo mente-cuerpo, incluso cuando se presentan como teorías neutrales o emergentistas. Chalmers (1996), con su famosa formulación del "problema difícil" de la conciencia, reintroduce una forma de dualismo disfrazado de neutralidad ontológica. El Materialismo Crítico Existencial objeta esta posición desde dos frentes: (1) la mente es un producto evolutivo y semántico del cerebro (Dennett, 1995; Aron, 1996), no un misterio inefable, y (2) toda teoría que presuma una entidad no reducible en principio a procesos materiales incurre en metafísica.

Foster, al sugerir la necesidad de una conciencia primaria irreductible, se inscribe en una tradición idealista que, aunque sofisticada, perpetúa una brecha innecesaria entre ser y conocer. En cambio, el materialismo crítico postula que la conciencia no es una entidad separada, sino una función emergente del cuerpo material. Como argumenta Schopenhauer (1818), el sujeto de conocimiento no es una entidad trascendente, sino un producto ilusorio de la voluntad que se objetiva en representación. Desde este punto de vista, toda metafísica de la mente es un epifenómeno del miedo humano a aceptar su condición radicalmente finita y material.


5. Semántica y materialidad

El Materialismo Crítico Existencial sostiene que el contacto consciente con la realidad ocurre solo a través de significados discernibles para el cerebro humano. Esta función semántica no es un misterio sino una propiedad emergente del sistema nervioso central, como ha sido argumentado por Wittgenstein (1953) y ampliado por Liane Gabora (2013). La semántica es una forma de materialidad compleja, no una ventana al mundo de las ideas. Es el producto de un animal simbólico (Cassirer, citado por Unamuno, 1913), atrapado en un mundo de significados construidos para la supervivencia.

La importancia de la semántica es radical: sin ella, no existe el "yo" ni la posibilidad de autoconciencia. Es el lenguaje, esa herramienta simbólica inscrita en circuitos neurales, lo que permite al humano organizar la experiencia, proyectarse en el tiempo, concebir el futuro y reconstruir el pasado. Como planteó Nietzsche (1886), el lenguaje no es un espejo de lo real, sino una metáfora endurecida que estructura la percepción del mundo. La semántica, entonces, no es un accesorio de la materia, sino una forma que adopta ésta cuando alcanza grados altos de organización y complejidad.

El ser humano es la única especie conocida que puede abstraer, metaforizar y estructurar sistemas simbólicos complejos. Esta capacidad semántica es lo que permite la filosofía misma: sin ella, la pregunta por el ser, por la muerte, por el sentido, ni siquiera podría formularse. En este punto, Simone Weil (1947) y Wittgenstein coinciden: el límite del lenguaje es el límite del mundo. Por eso, el materialismo crítico existencial considera que la semántica, lejos de contradecir la materia, la consuma.


6. Conclusión

El Materialismo Crítico Existencial es una filosofía de la inmanencia radical. Rechaza todo principio metafísico y se afirma en la materia como único fundamento del ser y del sentido. El mundo no necesita una razón trascendental para existir, ni la mente humana una chispa divina para semantizar la realidad. Esta postura no es un reduccionismo simplista, sino una ontología compleja, informada por la ciencia y la crítica filosófica, que ofrece una alternativa coherente frente a los dualismos persistentes del idealismo contemporáneo. En tanto tejido de presencias y ausencias, la materia es suficiente no solo para que algo exista, sino para que eso que existe pueda pensar, nombrar y resignificar su existencia. Y en ese acto semántico final, la materia se reconoce a sí misma.


Referencias

Aron, E. (1996). The Highly Sensitive Person. Broadway Books.

Benatar, D. (2006). Better Never to Have Been. Oxford University Press.

Buss, D. M. (2003). The Evolution of Desire. Basic Books.

Chalmers, D. (1996). The Conscious Mind. Oxford University Press.

Cioran, E. M. (1973). Breviario de podredumbre. Tusquets.

Damasio, A. (1994). Descartes' Error: Emotion, Reason, and the Human Brain. Putnam.

Dennett, D. (1995). Darwin's Dangerous Idea. Simon & Schuster.

Drossel, B. (2001). Biological Evolution and Statistical Physics. Springer.

E.O. Wilson. (1998). Consilience: The Unity of Knowledge. Vintage.

Gabora, L. (2013). An Evolutionary Framework for Culture. Physics of Life Reviews, 10(2), 117–145.

Heidegger, M. (1927). Sein und Zeit. Niemeyer.

Kauffman, S. (2000). Investigations. Oxford University Press.

Monod, J. (1970). Le Hasard et la Nécessité. Éditions du Seuil.

Nietzsche, F. (1886). Jenseits von Gut und Böse. C. G. Naumann.

Schopenhauer, A. (1818). Die Welt als Wille und Vorstellung. Brockhaus.

Simone Weil. (1947). La gravité et la grâce. Plon.

Unamuno, M. (1913). Del sentimiento trágico de la vida. Renacimiento.

Wittgenstein, L. (1953). Philosophical Investigations. Blackwell.

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