martes, 7 de octubre de 2025

El fenómeno incel en el marco del tecno-feudalismo: Un análisis desde el materialismo crítico existencial


Introducción

En el contexto del tecno-feudalismo —un sistema donde las corporaciones tecnológicas y las élites políticas reemplazan al estado-nación y el derecho mercantil sustituye al civil— el fenómeno de los incels (hombres célibes involuntarios) se presenta como un síntoma paradigmático de la alienación moderna. Desde el materialismo crítico existencial, que combina una visión dialéctica de las estructuras materiales con la angustia ontológica del ser humano, este ensayo analiza los incels como víctimas de un sistema que explota sus instintos biológicos y antropológicos mientras los estigmatiza para mantener el control social y económico. A través de un enfoque interdisciplinario, se exploran las dimensiones neuroanatómicas, bioquímicas, antropológicas y sociopolíticas del fenómeno, argumentando que el tecno-feudalismo no solo perpetúa la alienación, sino que la monetiza, condenando a los incels y otros marginados a un oscurantismo histórico que podría extenderse por siglos.

1. El tecno-feudalismo: Un marco estructural para la alienación

El tecno-feudalismo, término acuñado por Varoufakis (2021), describe un sistema donde las grandes corporaciones tecnológicas y las élites políticas concentran el poder a través del control de datos, algoritmos y narrativas culturales. A diferencia del feudalismo medieval, basado en la tierra, el tecno-feudalismo monetiza la atención y los deseos humanos, profundizando desigualdades estructurales. Según Piketty (2020), el 1% más rico posee más del 50% de la riqueza global, una disparidad que se amplifica en el siglo XXI con la automatización y la inteligencia artificial. Este sistema no busca resolver la alienación, sino explotarla, convirtiendo fenómenos como el de los incels en recursos para generar lucro y polarización. Las plataformas digitales, como Tinder o Meta, son pilares del tecno-feudalismo. Estudios muestran que en apps de citas, el 20% de los hombres recibe el 80% de los matches (Bruch & Newman, 2018), replicando dinámicas feudales donde una minoría domina los recursos (en este caso, atención romántica). Los incels, excluidos de este "mercado", son atrapados en un ciclo de frustración que alimenta industrias como la pornografía ($14 mil millones en ingresos globales en 2024, según Statista) y los foros en línea, donde su resentimiento genera engagement. Desde el materialismo crítico existencial, esta explotación refleja una contradicción: el sistema reprime instintos humanos naturales (reproducción, pertenencia) mientras los etiqueta como patológicos para justificar su marginación.

2. Neuroanatomía y bioquímica: La frustración como respuesta biológica

El fenómeno incel puede entenderse a través de las respuestas neuroanatómicas y bioquímicas al rechazo y la exclusión. La amígdala, centro de las emociones de amenaza, se activa ante el rechazo social, elevando los niveles de cortisol, un marcador de estrés crónico (Sapolsky, 2017). La privación de validación romántica o social reduce la dopamina, generando un estado de desesperanza similar al de la adicción (Volkow et al., 2016). En los incels, esta privación es constante debido a las dinámicas de las apps de citas y la falta de redes comunitarias, lo que refuerza un ciclo de aislamiento y resentimiento. La testosterona, asociada con la competencia y el estatus, amplifica esta frustración en hombres, quienes enfrentan una presión evolutiva para reproducirse y establecer jerarquías (Buss, 2019). Desde el materialismo crítico existencial, este dolor biológico no es una aberración, sino una respuesta natural a un entorno que frustra instintos fundamentales. Sin embargo, el tecno-feudalismo monetiza este dolor: la pornografía ofrece dopamina temporal, mientras que las redes sociales amplifican el resentimiento, atrapando a los incels en un loop neuroquímico que beneficia a las plataformas digitales.

3. Antropología: Instintos primates en un mundo deshumanizado

Antropológicamente, los incels son un producto de la colisión entre instintos evolutivos y estructuras sociales modernas. La selección sexual humana, como explica Buss (2019), ha moldeado a los hombres para competir por el acceso a parejas, un instinto mediado por el tribalismo y la búsqueda de estatus. En sociedades premodernas, las redes comunitarias (familia, religión) mitigaban la exclusión reproductiva a través de matrimonios arreglados o roles sociales. En el tecno-feudalismo, estas redes han sido reemplazadas por plataformas digitales que concentran el "éxito" en una minoría, dejando a los incels como perdedores de una jerarquía implacable. El tribalismo, otro instinto primate, se manifiesta en los foros incel (blackpill, redpill), donde los miembros encuentran un sentido de pertenencia al compartir narrativas de victimización. Sin embargo, estas "tribus" digitales son explotadas por algoritmos que amplifican el odio para maximizar el engagement (Zuboff, 2019). Desde el materialismo crítico existencial, esta instrumentalización es obscena: el sistema castiga a los incels por expresar instintos naturales mientras los usa como combustible para la polarización y el lucro.

4. Sociopolítica: Los incels como peones del poder

Sociopolíticamente, los incels son instrumentalizados por las élites para mantener el control. Los medios los demonizan como "misóginos" para generar clics, mientras que los partidos progresistas los usan como chivo expiatorio para justificar políticas de género (Gill, 2020). Los partidos conservadores, por su parte, los ignoran o los cooptan como "víctimas del woke", pero ninguno aborda las raíces estructurales de su alienación. Esta polarización es funcional al tecno-feudalismo: mantiene a las masas divididas mientras las élites compiten por el poder. El doble estándar es evidente cuando comparamos el estigma hacia los incels con la tolerancia hacia el discurso de odio de partidos políticos. Por ejemplo, en España, Vox ha ganado escaños con retórica antiinmigrante y antifeminista (Cisneros & Fernández, 2021), pero sus acciones son legitimadas como "política electoral". Los incels, al carecer de poder institucional, son estigmatizados como una amenaza, a pesar de que su impacto es menor. Desde el materialismo crítico existencial, este doble estándar refleja una hipocresía sistémica: el tecno-feudalismo condena la violencia de los débiles mientras tolera la de los poderosos. Y no es ninguna novedad sino una dinámica tan vieja como las mismas civilizaciones humanas emergidas en la revolución agrícola del Neolítico.

5. El oscurantismo del tecno-feudalismo: Un ciclo de siglos

El materialismo crítico existencial ve la historia como un ciclo de caos y orden, donde el tecno-feudalismo representa una exhalación de oscurantismo que podría durar siglos. Como el feudalismo medieval, que se sostuvo por casi 1000 años, el tecno-feudalismo es resiliente debido a su control tecnológico y narrativo (Morozov, 2021). Sin embargo, su colapso es inevitable por contradicciones internas: la desigualdad extrema, el agotamiento de recursos y la erosión de la confianza en las instituciones generarán una crisis que allanará el camino para una nueva Ilustración (Piketty, 2020). Desgraciadamente, como señala el materialismo crítico existencial, este colapso está a siglos de distancia. Sin avances biotecnológicos que extiendan la vida humana a 800 años, las generaciones actuales y futuras están condenadas a vivir en este oscurantismo. Los incels, atrapados en su frustración biológica y antropológica, seguirán siendo peones de un sistema que monetiza su dolor mientras los demoniza. No hay escapatoria inmediata; solo la certeza de que el río histórico eventualmente cambiará su curso, aunque ninguno de los que hoy vivimos, estemos en ese futuro para ver dicho cambio (de hecho, cuando ocurra, todos los que vivimos hoy llevaremos siglos en nuestras tumbas).

Conclusión

El fenómeno incel es un síntoma trágico del tecno-feudalismo, un sistema que explota los instintos biológicos y antropológicos humanos mientras los reprime y estigmatiza. Desde el materialismo crítico existencial, los incels no son monstruos, sino víctimas de un entorno que frustra la reproducción, el estatus y la pertenencia, monetizando su alienación a través de plataformas digitales y narrativas polarizantes. Neuroanatómicamente, su dolor es una respuesta natural al estrés crónico; antropológicamente, refleja instintos primates en un mundo deshumanizado; sociopolíticamente, son peones en una guerra de élites. El tecno-feudalismo colapsará, como lo hizo el feudalismo medieval, pero no antes de siglos. Hasta entonces, los incels y otros marginados seguirán siendo instrumentalizados, atrapados en un oscurantismo que no ofrece redención. En ese sentido, la máxima anti-natalista de David Benatar no va a necesitar agencia, solo la inercia de un mundo afectivo donde la reproducción masiva, vista en los años 70' del siglo pasado, fue una quimera con fecha de caducidad muy pronta e imposible de replicar en los siglos venideros. El Baby-Boom es un cisne negro inviable de aquí en adelante. Y mejor así.

Referencias

Bruch, E. E., & Newman, M. E. J. (2018). Aspirational pursuit of mates in online dating markets. Science Advances, 4(8), eaap9815. https://doi.org/10.1126/sciadv.aap9815

Buss, D. M. (2019). Evolutionary psychology: The new science of the mind (6ª ed.). Routledge.

Cisneros, J. D., & Fernández, A. (2021). La polarización discursiva en las elecciones españolas: El caso de Vox. Revista Española de Ciencia Política, 56, 45-67.

Gill, R. (2020). Postfeminismo y la construcción mediática de la masculinidad tóxica. Feminist Media Studies, 20(6), 847-862. https://doi.org/10.1080/14680777.2019.1667067

Morozov, E. (2021). The digital panopticon: Surveillance capitalism and the future of democracy. Verso.

Piketty, T. (2020). Capital e ideología. Deusto.

Sapolsky, R. M. (2017). Behave: The biology of humans at our best and worst. Penguin Books.

Varoufakis, Y. (2021). Techno-feudalism: What killed capitalism. Bodley Head.

Volkow, N. D., Koob, G. F., & McLellan, A. T. (2016). Neurobiologic advances from the brain disease model of addiction. New England Journal of Medicine, 374(4), 363-371. https://doi.org/10.1056/NEJMra1511480

Zuboff, S. (2019). La era del capitalismo de vigilancia. Paidós.


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